Ya es hora que salgas— dijo, su madre, a Cristina.
Ella estaba vistiendo a su muñeca y en realidad no quería ir donde su tía Lola.
Su tía era muy gorda y por eso se murió. A Cristina no le molestaba cuando su tía le besaba y le dejaba un olor a mantequilla, le molestaba que su casa seguía oliendo a mantequilla, aunque su tía estaba muerta.
Su madre le puso un vestido negro y le explicó el porque, entonces Cristina pensó: si quiero llevar a mi muñeca a la iglesia, debo vestirla también.
Toda la familia fue al velorio.
Cuando llegaron a la puerta, Cristina se detuvo y dejó a su muñeca afuera.
Su madre le preguntó- ¿Por qué dejas botada la muñeca?
Cristina respondió: Porque no le gusta vestirse de negro.
Fin
Cuento: Santiago Soto